sábado, 7 de enero de 2017

Trágica muerte de Labrid

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El Papa Benedictino XIII consagró como Obispo al canónigo de la Iglesia Catedral de León de Francia, Nicolás Gervasio Labrid, y lo destinó como Superior  Religioso de Guayana y Trinidad, entonces gobernadas por Agustín Arredondo (1726-1731).
         El prelado llegó a Trinidad en 1730. Se hospedó temporalmente en la Casa del Gobernador Arredondo y mientras le venían las Bulas se fue al Delta donde pronto se familiarizó y convivió con los indígenas, pero en febrero del año siguiente su vivienda fue asaltada por indios Caribe que le dieron muerte al igual que al Subdiácono Pedro Labranier y al Talarista Luis Lagrange.
         En el Libro de Entierros que se custodia en el Archivo de la Curia de Guayana consta que el obispo y sus acompañantes fueron enterrados por Fray Dionisio de Barcelona, en la Iglesia de Santo Tomás de la Guayana, el 25 de febrero de 1731, en contradicción con otra versión según la cual fue asistido después de muerto por Fray Benito de Molla, quien lo hizo sepultar en San José de Oruña y tomó su piedra Ara para colocarla en el Altar Mayor de la Iglesia de San Antonio de Caroní.
         El Gobernador Arredondo fue sustituido de su cargo ese año y hubo quien lo hicieses responsable de la muerte del prelado alegándose que éste conspiraba contra España a favor de Francia, cuyos corsarios habían invadido a Guayana en 1682 desde la Isla de Martinica con la cual Monseñor Labrid mantenía una extraña comunicación.
         El Gobernador Arredondo, al igual que sus antecesores, también creía en el Mito del dorado y preparó una expedición al mando del oficial Juan José Navarro, hijo del Gobernador de Margarita, para ir inútilmente a su encuentro hasta el río Guaviare. Navarro estaba destacado en los Castillos de Guayana y era aficionado a la orfebrería. Allí mismo, en 1723, labró un Crucifijo, todo de plata, de 26 centímetro, para la Iglesia de Santo Tomás de la Guayana, el mismo que Monseñor Domingo Pérez Guevara entregó a Piar para que orara poco antes de ser fusilado en la Plaza Mayor de Angostura. Ese Crucifijo aún se conserva en una caja de seguridad de la Gobernación  del Estado Bolívar.
         Es posible que la plata utilizada por el orfebre aficionado González Navarro haya sido extraída de alguna incipiente mina guayanesa, pues en 1735, el Gobernador Carlos Sucre envió a España las primeras muestras de oro, plata y hierro halladas en las misiones de los Capuchinos.
         En informe elevado a la Corona el 9 de julio de 1740, el Gobernador Gregorio Espinoza de los Monteros dice que “en la ladera de la serranía que mira al norte y tocando casi a la cima, se encuentra en excelente estado de conservación una mina de la que llaman los habitantes “minas frailescas”. Esta mina recibe el nombre propio de la Mina de Plata. Se trata, sin lugar a dudas, de la mina Capapui…”.



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