jueves, 5 de enero de 2017

LIQUIDACIÓN DE LAS MISIONESS

También a los Capuchinos les tocará su turno, pues sus Misiones quedaron liquidadas y pasadas a jurisdicción civil y militar al extenderse a Guayana en 1817 la Guerra de Independencia. Todos los pueblos misioneros sometidos terminaron fatalmente con la ejecución de veinte religiosos.
            Veinte misioneros, dos legos enfermeros y otros que escaparon, fueron apresados en las distintas Misiones que regentaban y encerrados en el Templo de San Ramón de Caruachi, por considerar los patriotas que siempre estuvieron al lado de los realistas, eran sus principales proveedores y ejercían gran influencia sobre sus territorios. Pero cuando se cría que los misioneros no pasarán de ser meros presos políticos a los que finalmente se castigarían poniéndolos de vuelta a España, aparecieron degollados en masa sobre una laja cercana al pueblo de la Misión de San Ramón de Caruachi, al poniente de Upata el 7 de mayo de 1817.
            Para eses año de 1817 existían activas en Guayana 31 poblaciones misioneras, que sumaban cerca de 25 mil habitantes, todos indios. Las Misiones de Guayana adquirieron gran prosperidad y su organización honra a sus autores. Los misioneros establecieron sabias ordenanzas y en los pueblos que fundaron pusieron autoridades locales utilizando a los mismos indios, quienes gobernaban bajo la vigilancia del Prefecto misionero. Las Misiones tenían un tesorero común y un Procurador que compraba las mercancías necesarias para todo el pueblo.
            Para el sostenimiento, los Capuchinos fundaron hatos con 28 vacas y un toro que en 1726 les proporcionó un hacendado de los llanos al norte del Orinoco llamado Pedro Figuera. Fundaron asimismo labranzas, forjas y un ingenio azucarero que abastecía a todas las misiones.
            A partir del cruento suceso de 1817, atribuido a los indios y del que las autoridades republicanas no se responsabilizaron, las Misiones como tal quedaron paralizadas por más de una centuria, vale decir, hasta 1922 que volvieron por sus fueros al llegar a un acuerdo el Vaticano con el Gobierno venezolano presidido por el General Juan Vicente Gómez.
            El 4 de marzo de 1922, Su Santidad Pío XI dictó la Bula Quoties Romani Pontifices por medio de la cual quedó erigido el Vicariato Apostólico del Caroní y confió su Gobierno a los Frailes Menores Capuchinos Nicolás de Carmenes, Fray Gabino de San Román y Mainino Castrillo, fundadores de la iglesia de El Callao y del Palmar. Fundaron junto con Lucas Fernández Peña la Misión de Santa Elena de Uairén en 1931. Luego las Misiones de Luedpa, Santa Teresita de Kavanayén, Nuestra Señora de Coromoto de Kamarata y la de Wonkén.
            Las Misiones del Caroní, Tucupita y Puerto Ayacucho funcionan bajo jurisdicción de un Vicariato que tiene su sede en Santa Elena de Uairén, el cual fue inaugurado por Monseñor Antonio Ristal, seguido de Monseñor Constantino Gómez Villa y Monseñor Mariano Gutiérrez Salazar.


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