sábado, 28 de enero de 2017

Gobernador Fernando de Berrío y Oruña

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A la muerte de don Antonio de Berrío, fundador de Santo Tomás (o Tomé), cuyos restos quedaron sepultados en un santuario religioso, heredó la gobernación su hijo Fernando, de veinte años y, por tanto, el mandatario más joven que ha tenido Guayana en todos los tiempos.
Antonio de Berrío, su padre, falleció un año antes que su Rey Felipe II a nombre del cual tomó posesión de Guayana y con quien era coetáneo y por cuanto el gobierno le fue otorgado por dos vidas, hubo de sucederle su primogénito Fernando al igual que a Felipe II lo sucedió su hijo de veinte años Felipe III, quien por su inexperiencia puso los grandes asuntos del Estado en manos del duque de Lerna. España, no obstante ser la primera potencia de la tierra, distaba de estar en su mejor momento.
            Don Antonio tampoco le había dejado a su hijo una provincia próspera, aunque sí muy grande en extensión, despoblada y llena de penalidades, pero Fernando, aunque muy joven, casi en la minoría de edad, tenía fuerza, valor, y voluntad de mando, lo cual le valió de mucho para sacar a flote aquel villorio de ciudad en ciernes. Lo logró, pero burlando mandatos reales que impedían el comercio de contrabando y el tráfico de indios capturados por mercaderes holandeses en Barima.
            A conocimiento del Consejo de Indias llegaron por vía de Santa Fe de Bogotá sus ilícitas transacciones que al final le costó al joven Gobernador de la provincia un juicio de residencia y como corolario el castigo de perder su heredado Gobierno, el cual quedó en 1612 en manos de su propio Juez Sancho de Alquiza, quien venía de ser Gobernador de la provincia de Venezuela. Pero don Fernando, inconforme, se fue a España a poner en claro su actuación ante la Corte, lo que logró cuando ya Sancho de Alquiza, cumplido un mandato de dos años, había sido sustituido por Diego Palomeque de Acuña.
            De manera que para poder reconstituirse de por vida como Gobernador de  Santo Tomé de la Guayana, debía aguardar que Palomeque de Acuña cumpliera su período de cuatro años. Eso se propuso de vuelta, pero residenciado en y a la orden del gobernador del Nuevo Reino de Granada. 
            Fernando de Berrío sucedió a su padre en el gobierno en 1598, pero su gestión por lo ya explicado, fue interrumpida en 1612. Durante ese tiempo -14 años- hizo un gobierno económicamente estable, durante el cual introdujo las primeras reses desde San Sebastián de los Reyes y fomentó la siembra del tabaco, de gran demanda y comercia con los holandeses.
            El Gobernador en tiempos de la Colonia era el jefe Político a la vez Juez Provincial y Presidente del Cabildo de la ciudad capital. Duraba teóricamente ocho años en el cargo, pero podía ser removido o ratificado y estaba sometido a los “Visitadores Reales” y a los Juicios de Residencia.
            Precisamente, Sanchos de Alquiza cuando vino a Guayana no fue como Gobernador sino como Comisionado del Rey para formar Juicio de Residencia a Fernando de Berrío y Oruña contra quien gravitaban denuncias graves.
            Sancho de Alquiza lo halló responsable de 38 faltas, entre las cuales destacaban sus negocios nada lícitos con los holandeses del Esequibo en los que se mezclaban el comercio del tabaco con la captura y venta de indios.
            A cambio de indios y tabaco, los holandeses suministraban a Santo Tomás toda clase de artículos y mercancías. Esto era ilícito porque de acuerdo con las leyes del Consejo de Indias no se podía comerciar sino con las propias colonias españolas y esto hacía muy difícil la vida de Santo Tomás de la Guayana que entonces contaba con un centenar de vecinos.
            Sancho de Alquiza rompió toda relación con los holandeses y el primer barco que penetró por el Orinoco durante su gestión lo capturó y artilló la ciudad con los cañones sacados a ese navío. Asimismo sacó a los ingleses de los Caños de Arature, Barima y Mazaruni. De suerte que el Juez de Residencia  no perdonó en nada las faltas de don Fernando y lo remitió como reo ante el Consejo de Indias que terminó anulando su mandato y designando en su lugar a Diego Palomeque de Acuña.
            El riguroso y enérgico Juez Alquiza no aguardó a que llegara el legítimo sucesor de Fernando sino que alistó su equipaje y se marchó a Cartagena a reunirse con su familia. El rey de España lo nombró más tarde Gobernador y Capitán General de la Isla de Cuba, de donde era nativo.




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