El Papa Benedictino XIII consagró como Obispo al
canónigo de la Iglesia Catedral de León de Francia, Nicolás Gervasio Labrid, y
lo destinó como Superior Religioso de
Guayana y Trinidad, entonces gobernadas por Agustín Arredondo (1726-1731).
El prelado llegó a Trinidad en 1730. Se
hospedó temporalmente en la Casa del Gobernador Arredondo y mientras le venían
las Bulas se fue al Delta donde pronto se familiarizó y convivió con los
indígenas, pero en febrero del año siguiente su vivienda fue asaltada por
indios Caribe que le dieron muerte al igual que al Subdiácono Pedro Labranier y
al Talarista Luis Lagrange.
En el Libro de Entierros que se
custodia en el Archivo de la Curia de Guayana consta que el obispo y sus acompañantes
fueron enterrados por Fray Dionisio de Barcelona, en la Iglesia de Santo Tomás
de la Guayana, el 25 de febrero de 1731, en contradicción con otra versión
según la cual fue asistido después de muerto por Fray Benito de Molla, quien lo
hizo sepultar en San José de Oruña y tomó su piedra Ara para colocarla en el
Altar Mayor de la Iglesia de San Antonio de Caroní.
El Gobernador Arredondo fue sustituido
de su cargo ese año y hubo quien lo hicieses responsable de la muerte del
prelado alegándose que éste conspiraba contra España a favor de Francia, cuyos
corsarios habían invadido a Guayana en 1682 desde la Isla de Martinica con la
cual Monseñor Labrid mantenía una extraña comunicación.
El Gobernador Arredondo, al igual que
sus antecesores, también creía en el Mito del dorado y preparó una expedición
al mando del oficial Juan José Navarro, hijo del Gobernador de Margarita, para
ir inútilmente a su encuentro hasta el río Guaviare. Navarro estaba destacado
en los Castillos de Guayana y era aficionado a la orfebrería. Allí mismo, en
1723, labró un Crucifijo, todo de plata, de 26 centímetro, para la Iglesia de
Santo Tomás de la Guayana, el mismo que Monseñor Domingo Pérez Guevara entregó
a Piar para que orara poco antes de ser fusilado en la Plaza Mayor de Angostura.
Ese Crucifijo aún se conserva en una caja de seguridad de la Gobernación del Estado Bolívar.
Es posible que la plata utilizada por
el orfebre aficionado González Navarro haya sido extraída de alguna incipiente
mina guayanesa, pues en 1735, el Gobernador Carlos Sucre envió a España las
primeras muestras de oro, plata y hierro halladas en las misiones de los
Capuchinos.
En informe elevado a la Corona el 9 de
julio de 1740, el Gobernador Gregorio Espinoza de los Monteros dice que
“en la ladera de la serranía que mira al norte y tocando casi a la cima, se
encuentra en excelente estado de conservación una mina de la que llaman los
habitantes “minas frailescas”. Esta mina recibe el nombre propio de la Mina de
Plata. Se trata, sin lugar a dudas, de la mina Capapui…”.
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