Al final de la gestión del dinámico y emprendedor Martín de Mendoza y Berrío, se registró la travesía del eje natural de navegación Santo Domingo - Apure – Orinoco llevada a cabo, a instancias del Gobernador de Mérida, por el capitán barinés Miguel de Ochogavia y la cual abría una esperanza de futura comunicación permanente con pueblos de otras provincias.
El río Apure que se origina de la
confluencia del Uribante y el Sarare, abarca un recorrido de 815 kilómetros
hasta desembocar en el Orinoco. De parte de los europeos de la época de la
Conquista, se cree que fue inicialmente observado por los gobernantes welzers
Jorge de Spira en 1536 y en 1541 por Felipe Hutten cuando afanosamente se
sentían atraídos por el señuelo del Dorado.
Tocó al barinés Miguel de Ochogavia
navegarlo completo por primera vez en 1647, desde Santo Domingo hasta la vieja
Santo Tomás de Guayana. Organizar la expedición tardó ocho meses y un mes la
travesía por los dos grandes ríos. La apertura de esta nueva ruta de navegación
fluvial que pretendía unir la parte occidental con la oriental, vino a
consolidarse muy posteriormente.
Entre la muerte del Gobernador Marín de
Mendoza y Berrío ocurrida en 1647 y la de su sucesor titular Pedro Juan de
Viedman en 1658, transcurrieron diez años de vacantes llenadas alternamente por
Cristóbal de Vera, Bravo de Acuñas, Pedro Brizuela y Pedro Padilla.
En 1648, estando Cristóbal de Vera
llenando interinamente la vacante de Martín de Mendoza y Berrío, se suscribió
en Wetsfalia (Alemania) un Tratado dirigido a terminar con la llamada Guerra de
los Treinta Años y dentro de la cual Holanda justificó muchas veces sus asaltos
a Santo Tomás de la Guayana.
Restablecida la paz, el equilibrio
político y diplomático entre las naciones en conflicto, España quedó obligada a
reconocer la Independencia de Holanda. Tal reconocimiento restableció la paz
entre ambos reinados con efectos más o menos favorables en la región del
Orinoco. Los holandeses intentaron hacer las paces a cambio de las autoridades
de Santo Tomás no perturbar el comercio con los vecinos; sin embargo, esto no
fue posible, pues había que respetar ciertas órdenes reales según las cuales
las colonias hispanas como Guayana no podían comerciar con naciones
extranjeras.
Pero las naves hispanas tardaban meses
sin venir y a los vecinos de Santo Tomás no les quedaba más salida que
contrabandear con los holandeses. De allí que el gobernador (1660-1664) Pedro
Juan Viedma, tomase medidas punitivas el día en que comprobó lo del
contrabando, no sancionando directamente a los vecinos dispuestos a rebelarse
sino que dio la orden de confiscar barcos y mercancía que entraran por las
bocas del Orinoco.
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