Diego Palomeque de Acuña fue
designado Gobernador de la Provincia de Guayana para un período de 4 años. Vino de España junto con Fernando de Berrío a
quien dejó en Nueva Granada, mientras él, suficientemente informado de su
futuro destino, pasó el 8 de noviembre de 1615 a tomar posesión de Santo Tomás,
luego de navegar los ríos Meta y Orinoco. Ya Sánchez de Alquiza hacía dos años
que se había ido y dejado como encargado del Gobierno a Antonio de Mújica y
Builtron.
Santo Tomás de la Guayana era
entonces el Convento de San Francisco, en la cumbre de un cerro, con perfecto
dominio del Orinoco y abajo un grupo de viviendas esparcidas donde moraba un
poco más de cien personas, entre ellas, el primer alcalde Juan de Lezama: el
segundo alcalde, García de Aguilar: el Cura y vicario. Fray Francisco de Leuro
y el Guardián del Convento, Fray Juan de Moya.
La
mitad de la población estaba capacitada para manejar las armas. Eran soldados y
aparte de los arcabuces y mosquetes individuales, la defensa de la ciudad se
reducía a dos piezas de artillería emplazadas en el Convento, dos pedreros
junto a la Iglesia y dos más en el Cuartel. Casa del Gobernador más seis
cañones livianos.
La
vida política, civil y económica de Santo Tomás transcurría de lo más ordinario
dentro del esquema organizativo implantado por el Gobernador y con el cual en
algunos aspectos no estaba de acuerdo el Cabildo, hasta el 10 de julio de 1617
en que se recibió noticia de España sobre posible invasión por parte de piratas
ingleses. Se trataba de una expedición –la segunda- del caballero Sir Walter
Raleigh, la cual concibió mientras estuvo encerrado en la Torre de Londres
(Prisión del Estado desde la época de los normandos), por haber sido hallado
incurso en el delito de conspiración contra el Rey Jacobo Primero, esposo de la
Reina Virgen que siempre lo había protegido y al cual había muerto en 1603.
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