La
decisión de de la estatua la tomó el Poder Legislativo el 15 de junio de 1864,
luego de una serie de consideraciones que concluyeron en el siguiente Decreto: “Art.
1º. En el centro de la plaza Bolívar de esta Capital se colocará una estatua
ecuestre del Libertador Simón Bolívar, la cual será de bronce y de ocho a diez
pies de alto contado desde el término superior del pedestal que será de mármol
y en proporción a la altura de la estatua. Art. 2º. El Libertador estará
representado con uniforme de Capitán General, con el frente al Orinoco,
teniendo con una mano la brida y señalando con la otra el Occidente, en actitud
de emprender la gloriosa campaña de 1819, que produjo la libertad e
independencia de cinco Repúblicas Sudamericanas. Art. 3º. El Presidente dictará
inmediatamente todas las medidas necesarias para que se lleve a efecto la obra
y determinará las inscripciones que debe gravarse en el pedestal procurando que
todos los habitantes contribuyan con dádivas a realizar el pensamiento de la
Asamblea. Art. 4º. En el presupuesto de gastos del Estado colocará la
Legislatura la cantidad necesaria para contribuir a la realización de la obra”.
Firman el Presidente de la Asamblea, José Silverio González y el Secretario
Juan G. León y tiene el ejecútese del Presidente del Estado José María Frontado
y del Secretario de Gobierno Hilarión Gambús.
Pero no fue sino el 28 de octubre de
1869 cuando el Decreto de la Asamblea Constituyente del Estado Soberano de
Guayana cristalizó, siendo Presidente Juan Bautista Dalla Costa Soublette, pero
modificado. En vez de una Estatua Ecuestre, se levantó una Pedestre.
El 28 de octubre de 1867, el Presidente
del Estado, Juan Bautista Dalla Costa había designado una comisión integrada
por el General en Jefe Simón Briceño, doctor J. G. B. Siegert, José Lezama,
Tomás Machado, Hilarión Gambús y Andrés Jesús Montes, con facultades suficientes
para llevar a feliz término la decisión de la Estatua. “Esta Comisión –decía el Decreto
de Dalla Costa- obrará sin ninguna limitación de ese propósito, sin que ninguna
autoridad o corporación tenga ingerencia en sus deliberaciones o acuerdos”
Dicha Comisión se instaló el 31 de
octubre de ese año y designó presidente al general Simón Briceño; Tesorero,
José Lezama y Secretario, Hilarión Gambús.
Andrés de Jesús Montes, miembro de la
Comisión era el Cónsul de Chile en Ciudad Bolívar y a través de él solicitó
información sobre una presunta estatua del Libertador en ese país del cono sur
a objeto de utilizar el mismo molde que al parecer se hallaba en la Capital del
Reino de Baviera. Esta información la había obtenido directamente el propio
Dalla Costa del Jefe de la Real Fundición y quien le comunicó además que para
fundir una nueva estatua por ese modelo se requería previamente una orden
formal y escrita del Gobierno Supremo de la República de Chile.
El 25 de noviembre, la Comisión autorizó
al Presidente del Estado para solicitar datos sobre el costo relativo a un
pedestal de mármol o de granito en el exterior. Se consultó a varios países,
entre ellos, Italia, Nueva York y finalmente Francia. El Pedestal terminó
contratándose en París y fue ejecutado por Eugéne Thirión.
El 26 de febrero de 1868, el Ministro de
Relaciones Exteriores de Chile respondió en nota oficial fechada en Santiago el
2 de enero en la que aclara que “no tenemos en Munich ningún modelo de la
Estatua de Bolívar. Acaso sea del Perú, a cuyo Gobierno podrá dirigirse el
Presidente de ese Estado para obtener autorización de fundir un nueva ejemplar
de la misma estatua”).
Por decreto del 12 de febrero de 1825,
efectivamente, el Congreso peruano acordó levantar una Estatua a Bolívar, pero
ella era ecuestre. Realizada en bronce por el escultor Toledini, había sido
inaugurada en Lima el 9 de diciembre de1859.
El único país que había erigido una estatua
pedestre al Libertador era la República de Colombia. La estatua de bronce y
pedestal de mármol con bajos relieves en la Plaza Bolívar de Bogotá, obra del
escultor Pedro Tenerani, fue donado por José Ignacio París.
También existía desde el 28 de octubre
de 1851 un busto de mármol del mismo escultor italiano Tenerani en la Capilla
de la Santísima Trinidad de la Catedral de Caracas, trasladado en 1876 al
Panteón Nacional y el cual había acordado el Congreso de Venezuela el 30 de
abril de 1842.
Asimismo existía desde 1867 una estatua
pedestre de mármol en la Plaza principal de Maracaibo, decretado por el
Presidente del Estado Zulia, general Jorge Sutherland. Esta estatua se desmontó
en 1872 por presentar ciertos defectos irreparables.
De manera, que a la Comisión terminó
decidiéndose por la estatua de Bolívar en Bogotá. Se hicieron los trámites
necesarios y se utilizó el mismo molde donde fue fundida la obra de Pedro
Tenerani.
El 28 de octubre de 1869, día de San
Simón y en ceremonia espléndida, se inauguró la estatua del Libertador sobre el
pedestal de mármol realizado en París
por Eugéne Thirion. La estatua que representa al Libertador en su dual
condición de estadista y guerrero, con una espada en la mano derecha y la
Constitución en la otra, fue develada por el Presidente Juan Bautista Dalla
Costa hijo y el discurso de orden estuvo a cargo del gramático Ramón Isidro
Montes. También hablaron en el memorable acto los doctores Francisco Padrón y
Simón Barceló; el Pbro. Carlos Machado, el general José Gabriel Ochoa y don
Serapio Machado.
El plano de la Plano de la Plaza fue
levantado por el educador guayanés Régulo Machado, hermano de Tomás Machado,
quien junto con el General José Simón Briceño, doctor J. G. B. Siegert, José
Lezama, Hilarión Gambús y Andrés Jesús
Montes, formó parte de la Junta designada por el Gobierno de Juan Bautista
Dalla-Costa hijo para llevar a feliz término la obra, a través de una gran
colecta pública que se tradujo en 11.495,43 pesos captados en el Departamento
Heres; Departamento Yuruary , 545,03; Upata, 434,25; Alto Orinoco, 71,50 para
un gran total de 12. 246,21 pesos.
Detrás de la estatua del Libertador y al
frente de un templete donde se situaba dominicalmente la Banda del Estado para
dar concierto se colocó posteriormente una escultura simbólica de la República
de Venezuela; al noreste, otra representativa de Bolivia; al Noroeste, la de
Nueva Granada; Sureste, Perú y Suroeste, Ecuador. Estas esculturas alegóricas
construidas en piedra de arco, fueron costeadas por el general Raimundo Fonseca
y Juan María Maninat.
En el
Coloquio con miras al Bicentenario del Natalicio del Libertador,
realizado el 28 de mayo de 1978, por iniciativa del Comité de Defensa de la
ciudad, bajo los auspicios de la Asamblea Legislativa y en el cual participaron
expertos representantes de Países caribeños, se examinaron experiencias de
restauración en Santo Domingo, Puerto Rico y Sur de los Estado Unidos y se
determinó que el Casco Urbano de Ciudad Bolívar en virtud de su valor histórico
debía ser rescatado del estado de deterioro progresivo en que se hallaba,
siendo esto el mejor homenaje que se le podía hacer al Libertador. A tal
efecto, el Coloquio concluyó con seis
Acuerdos: 1. Trabajar en el rescate de los valores culturales del casco urbano
con miras al Bicentenario del Natalicio del Libertador; 2. Participación de la
ciudadanía; 3. Recomendaciones con respecto al mejoramiento físico y ambiental,
directrices, visuales, alineamientos, volumetría, iluminación, señalización,
arborización, textura, tráfico, relaciones entre la vieja y la nueva ciudad,
bienes culturales; 4. Determinada la similitud arquitectónica del casco de la
ciudad con la del Caribe, se recomendó investigar la influencia de qué países
europeos; 5. Plan de rescate y 6. Recomendar la erección de una estatua en la
Plaza Bolívar en representación de Panamá.
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