jueves, 13 de octubre de 2016

JUAN BAUTISTA DALLA COSTA


En la edición 34 del Correo del Orinoco aparece al final de la última página el siguiente aviso: “El 25 del mes pasado ha desaparecido de la Casa del Ciudadano Juan Bautista Dalla Costa un Anillo, cuyo circulo es de Diamante, y su roza en medio de un solo Diamante. Ofrece gratificar generosamente a quien se lo presente. Angostura 24 de julio de 1819”. Es el primer Aviso sobre hurto que publica el hebdomadario de los patriotas y en el que figura como agraviado Juan Bautista Dalla Costa (padre), sembrador de este apellido en tierra orinoqueña. Pero Dalla Costa no estaba ni vino a Guayana, como tantos otros, enrolado en la campaña libertadora, sino que se hallaba radicado como próspero comerciante desde 1814, cuando Angostura aún permanecía en manos del Gobierno español.
         Juan Bautista Dalla Costa, tal vez por ser italiano pues nació en Verona el 13 de mayo de 1791, no acompañó al brigadier Miguel de La Torre después del sitio sino que se quedó en Angostura donde tenía establecido un comercio y, por supuesto, los patriotas necesitaban de su condición de tal y lo trataron muy bien, hasta el punto de convertirse en tertuliano del Libertador. Bolívar hablaba un poco de italiano pues en 1805 había estado en Roma visitando el Monte Aventino después de una interminable caminata desde París en compañía de don Simón Rodríguez, su gran maestro. Conocía a Venecia, Verona, Padua, Farrera y Florencia, por lo que la conversación siempre le resultó agradable con Juan Bautista Dalla Costa que en esos días de marzo de 1818 terminó casándose con Isabel Soublette Jeres Aristiguieta, hermana del General Carlos Soublette que era el Jefe del Estado Mayor General del Ejército Libertador con su Cuartel General en Angostura. 
         De ese matrimonio nacieron siete hijos, entre ellos, Antonio, Gobernador de Guayana en 1872; Teresa, casada con Leandro Miranda, hijo del Generalísimo y Juan Bautista, Gobernador de Guayana en tres períodos.
         A la muerte de su esposa Isabel en octubre de 1833, contrajo matrimonio con Belén Fortique y tuvo siete hijos más, entre ellos, Federico que fue Gobernador de Guayana entre 1865-66; Alfredo que se casó con Emilia Boulton y Teresa con Alfredo Boulton.
         Desde 1820 que formó parte del tercer Concejo Municipal de Angostura durante la República, en calidad de Síndico Procurador, Juan Bautista Dalla Costa (padre) comenzó a alternar su próspera firma mercantil “Juan Bautista Dalla Costa e hijos” con la política y la acción pública. Quería y en ese sentido hizo esfuerzos por materializarlo, que Angostura fuese como algunas ciudades italianas con sus calles empedradas, aseo y ornato organizado al igual que su alumbrado público, escuelas, arquitectura civil y mercado. Aquel Mercado pintoresco y bullicioso que moró hasta la época de Eudoro Sánchez Lanz en el Mirador Angostura, fue obra de Juan Batista Dalla Costa y el cual llevó al geógrafo y militar italiano Agustín Codazi (1793-1859) escribir en su geografía de Venezuela que “Angostura es la única ciudad de esta República que tiene un edificio elegante y a propósito para mercado público a imitación de los Estado Unidos, pero proporcionado a la población”.
         Juan Bautista Dalla Costa siempre estuvo y quiso estar detrás del Poder, por supuesto, en función de su gran Casa Mercantil que comercialmente dominaba todo el arco sur del Orinoco.  Por eso se casó con una hermana de Carlos Soublette y enderezó a sus hijos varones, especialmente Antonio, el mayor;  Juan Bautista y Federico, por ese camino.  Solo tuvo un inconveniente: la llegada al Poder del General Tomás de Heres, prócer de la Independencia a la par que Páez y Soublette, quienes siempre respetaron su jerarquía y lo favorecieron como caudillo de la provincia de Guayana a pesar de la oposición rotunda de la gente intelectualmente notable que logró Dalla Costa agrupar a su alrededor con el atractivo nombre de Sociedad Filantrópica que sólo pudo acceder al Poder cuando a causa de un atentado alevoso, Heres quedó  sepultado dos metros bajo tierra.
         Efectivamente, después de Urdaneta cuyas acciones nunca convencieron a los filántropos, vinieron las elecciones de 1843 que llevó por segunda vez a Carlos Soublette al Poder y en Guayana a Francisco Avendaño, respetable por su hoja de servicio a favor de la Independencia y con la experiencia de haber sido Gobernador de la Provincia de Cumaná y Ministro de Guerra de Carlos Soublette.  Su designación fue el resultado de un acuerdo previo de Soublette con Dalla Costa, por eso el viejo zorro genovés pudo sonreír a sus anchas para desconsuelo y amargura de los antiguos seguidores de Heres que asumieron en la oposición la misma rebeldía implacable de los liberales.   Avendaño, quien era nativo de Cumaná, asumió el Poder el  9 de mayo y en febrero de 1845, fue ratificado en la Gobernación para un segundo período que se vio obligado a interrumpir en agosto exigido por Soublette para ocupar la Secretaría en los Departamentos   de Guerra y Marina. Entonces dejó en su lugar al sustituto legal, Capitán José Tomás Machado.  Pero Soublette que ya cumplía su último año en el Poder no quería irse sin dejar cumplida su promesa de cambiarle el nombre a Angostura por el de Ciudad Bolívar y así el Congreso Nacional presidido por el senador Rafael Enriquez debatió el decreto sancionado el 30 de mayo de 1846 y ejecutado al siguiente día por el Presidente Soublette con la disposición expresa de comenzar a cumplirse con todas las formalidades el 24 de julio de ese mismo año.



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