domingo, 6 de noviembre de 2016

MANUEL CEDEÑO, Primerr Gobernador de la Guayana Libre

Resultado de imagen para manuel cedeñoLa emancipación de Guayana se consolidó con el Sitio y Toma de Angostura el 17 de julio de 1817. Ese mismo año, el Libertador premió la constancia del General Manuel Cedeño convirtiéndolo en el primer Gobernador de la Guayana totalmente libre. El Correo del Orinoco dice: “serán para siempre memorables los Sedeños, los Monagas, los Zarazas, los Páez y otros venezolanos que a todo riesgo permanecieron en el interior del país después de la emigración general, conservando la semilla de la Santa libertad de Venezuela” . Ciertamente, mientras muchos patriotas estaban en el exilio, incluyendo a Bolívar, Manuel Cedeño, al igual que José Tadeo Monagas, Pedro Zaraza y José Antonio Páez, perseveraron firmes en el territorio. Cedeño y Monagas fueron los primeros en penetrar la Guayana del Rey, como sitio seguro de afianzamiento, como región que se prestaba estratégicamente para dominar al resto de Venezuela.
         En 1815 se internaron por Caicara y llegaron a librar unas siete acciones cerca de Angostura. Luego de la Batalla del Juncal,  El General Manuel Piar marchó sobre Guayana y unidas las fuerzas de Cedeño con las suyas en noviembre de 1816 emprendieron la gran jornada que culminó victoriosa con la Batalla de San Félix.
         Piar hasta entonces era un desconocido para los comandos angostureños, tanto así que en los despachos de Morillo a la Corte española no mencionan a Piar sino a Cedeño: “El General Sedeño, cuando pasó al Orinoco y atacó la Capital de Guayana se hizo, por así decirlo, dueño de la Provincia, y en Caicara combatió varias veces los Cuerpos Españoles que fueron a su encuentro”.
         Cedeño, sin embargo, no participó directamente en la Batalla de San Félix, porque Piar le impuso sitiar Angostura con mil hombres. Luego de la victoria de San Félix y el reconocimiento de Bolívar como Jefe Supremo, éste designó al general José Francisco Bermúdez, acaso para que se desquitara del Sitio y Toma de Cartagena por Morillo, comandante de la empresa militar de estrechar el cerco y tomar Angostura, la que al final se rindió por hambre.
         Ignoramos como se sintió Cedeño al ser desplazado, pero distinto a Piar, dio una gran demostración de obediencia y disciplina que Bolívar premió nombrándolo Gobernador de al Provincia de Guayana. Más convencido de ello quedó luego que destinado para pacificar un brote sedicioso en Maturín, el Jefe Supremo le asignó el penoso encargo de perseguir y aprehender a su amigo el General en Jefe Manuel Piar, quien desplazado de mando, se había dirigido hacia el Oriente irritado por la toma de Angostura, en la cual no había participado, acusando al Libertador de “usar procedimientos tiránicos, de haberse alzado con el ejército después del triunfo de San Félix y de aprovecharse de sus trabajos y de su victoria en Guayana para gloria propia y menoscabo de la suya”. Para Piar esto ocurría por la inexistencia de un Congreso que regulara las ejecutorias del jefe Supremo y por ello saludaba y buscaba a los inspiradores del Congresillo celebrado en Cariaco del 8 de mayo de 1817.
         Mientras en Guayana Bolívar había logrado la unidad del ejército en torno a su jefatura, en el Oriente, especialmente en el Departamento Maturín, no ocurría lo mismo. Los brotes sediciosos amenazaban y Bolívar tomó importantes decisiones en las cuales involucró directamente al General Cedeño.
         “Señor General –le escribe el 17 de septiembre de 1807-: Los distinguidos servicios de V. S. a nuestra Patria, su amor al orden, la constante obediencia que ha prestado V. S. al Gobierno, su señalado valor y pericia militar, me han determinado a confiar a V. S. el mando de la expedición destinada a socorrer el Departamento de Maturín.
         “Las instrucciones que tengo el honor de acompañar a V. S. modelarán enteramente su conducta en esta importante y delicada operación. Ella es de tal naturaleza que debe ejecutarse  con un tino y pulso que produzcan los resultados que el gobierno se propone.
         “V. S. Señor General, tiene las cualidades que se requieren para llenar absolutamente los justos deseos del Gobierno de la República. Desengañe V. S. a los infelices inocentes que por sencillez hayan dejado seducirse: hágales V. S. ver el abismo en que algunos enemigos de la tranquilidad pública quieren sepultarlos y hágales ver las rectas paternales intenciones que han guiado hasta hoy los pasos del Gobierno de Venezuela.
         “Terminada la comisión de V. S. regresará a esta plaza a encargase de esta Provincia, para yo continuar las operaciones de la campaña en el Occidente contra el enemigo común. Dios guarde a V. S. muchos años, Simón Bolívar”
         En efecto, Cedeño cumplió al pie de la letra las instrucciones del jefe Supremo. Pacificó Maturín, capturó en Aragua de Barcelona en medio de cien fusileros comandados por el Tcnel. Francisco Carmona, le abrió la brecha a Bermúdez como Jefe del Ejército de Oriente y regresó a Guayana el 22 de noviembre. Al día siguiente, mientras el Libertador salía para iniciar la Campaña del Centro, se encargó de la Gobernación de Guayana con una proclama a sus habitantes en la que juraba defenderla a todo trance al tiempo que daba cuenta de los días difíciles que pasó en ella batallando contra los realistas y de la necesidad que tenía el Jefe Supremo de marcharse para destruir las tropas de Morillo escapadas de Margarita.
         Cuatro días luego, el 17 de noviembre, el General Manuel Cedeño publicó un Indulto que fue desaprobado por le Libertador y recogido luego como se desprende de un oficio dirigido por Bolívar desde San Diego, toda vez que esta materia es una atribución que no puede delegar ningún Jefe de Estado.
         “VS, pues –escribe el Libertador seriamente disgustado al Gobernador Militar de la plaza de Angostura- hará que se recojan y hará entender al señor General Cedeño, el desagrado que me ha causado a mí y a todo el ejército este acto, y que no obstante el convencimiento y satisfacción que reina generalmente de su lealtad y fidelidad al Gobierno, no ha faltado quien se adelante a observar que si estando la autoridad suprema a las puertas, por decirlo así, de esa Provincia, se cometen tales trasgresiones, mucho debe temer la República, cuando aquella se separe y se ponga a una grande distancia”
         Manuel Cedeño no puede sentarse a Gobernar Guayana con tranquilidad porque son múltiples sus responsabilidades y como el tiempo es de guerra, debe salir en campaña a cubrir ciertas emergencias así como lo había hecho antes en Maturín.
         De la orden de los Libertadores y General de División de los Ejércitos, Consejero de Estado, Miembro de Consejo Supremo de Gobierno en ausencia del Libertador, Presidente de Tribunal de Repartición de Bienes Nacionales y Gobernador Comandante de la Provincia de Guayana, todo eso era Cedeño.
         No había cumplido un mes en la Gobernación cuando ya a finales de diciembre debió partir a tranquilizar los Llanos, luego que el General Pedro Zaraza fuera derrotado en le curso de la Compaña del Centro que al final resultó desastrosa para el Libertador.
         Entonces Cedeño se separó de la Gobernación y dejó en su lugar al guayanés Juan Vicente Cardozo, a quien le tocó presidir el primer Concejo Municipal de la Guayana libre, hasta el 16 de julio cuando por estar en situación militar de alerta la Ciudad debido al develamiento de una sublevación, fue reemplazado por el General Tomás Montilla, a quien el Libertador encomendará luego preparara un proyecto de defensa de la provincia.
         1819 se inició en Angostura con nuevo concejo Municipal y otro Gobernador: el General Juan Manuel Valdés, un oficial que se distinguió en la guerra de independencia por su serenidad, valor e intrepidez. Gobernará hasta marzo cuando el General Manuel Cedeño, reestablecido de fuertes quebrantos de salud que le aquejaban asumió la Gobernación, la cual ejerció hasta once días después de la muerte de Manuel Palacio Fajardo, diputado al Congreso de Angostura por Margarita y Ministro de Estado y Hacienda. Vale decir, hasta el 19 de mayo de 1819, cuando el Congreso que se había instalado el 15 de febrero, decretó la separación del Poder Militar del Poder Político y designó al diputado por Barinas, Nicolás Pumar, Gobernador de la Provincia. Tres meses luego, en agosto, entró Alonso Uzcátegui, bajo cuya administración se designó Alcalde para cada uno de los cinco Barrios que tenía la ciudad (El Retumbo, Temblador, El Zanjón, La Sapoara y Perro Seco). Uzcátegui, trujillano que había sido comandante militar de las Misiones del Caroní en 1817, gobernó hasta febrero de 1821 que fue sustituido por el coronel José Ucroz.
         Para entonces las siete calles inconclusas que había dejado el gobernador Manuel Centurión no sólo crecieron y se poblaron con nuevas construcciones sino que a ellas se habían sumado otras seis: Calle del Espejo (Boyacá), San Cristóbal (Carabobo), Babilonia que aún conserva su nombre; calle de al Tumbazón (Santa Ana) y Amazonas.
         Había dos Escuelas sostenida por el Municipio: una de varones y otra de hembras, seis panaderías, trece tiendas, veintisiete pulperías, once ventas de víveres y una taberna con billar y mesas de juego.
Una ve clausurada las sesiones del Congreso de Angostura y trasladados los Poderes a la Villa de Cúcuta, el General Cedeño, con la satisfacción de haber firmado la Ley fundamental de Colombia sancionada por el Congreso el 17 de diciembre de 1819, al igual que Bolívar, dejó para siempre Guayana y se fue a ejercer la segunda Jefatura del Ejército de Oriente.
         José Ucroz, quien había sido miembro del Consejo de Administración de Guerra, se identificaba en sus Proclamas como de la Orden de Libertadores, Coronel de los Ejércitos de Colombia, Comandante General y Gobernador Político de Guayana, Presidente de la Municipalidad, del Tribunal de Distribución de Vales Nacionales, Vacunación y Subsistema. A escasos meses de haber asumido la Gobernación se dio la Batalla de Carabobo en la que murió el General Manuel Cedeño, comandante de la Segunda División del Ejército patriota en ese gran episodio militar. Su muerte conmovió a los angostureños, tanto como la del Vicepresidente interino de Colombia, Juan Germán Roscio, sucedida hacía más de tres meses (9 de marzo) en la Villa del Rosario de Cúcuta a donde se había dirigido desde Angostura.
         La histórica Batalla ocurrió el 24 de junio de 1821 y el parte oficial llegó a Angostura la noche del 24 de julio, justamente al mes. Al siguiente día apareció una edición extraordinaria del Correo del  Orinoco, impresa en castellano, inglés y francés dando cuenta del suceso y en el párrafo que reproducimos a continuación, la forma como murió el General Cedeño.
         “La conducta del General Páez, en la última y más gloriosa victoria de Colombia, le ha hecho acreedor al último rango en la milicia; y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido en el campo de batalla el empleo de General en Jefe del Ejército.
         “De la segunda División no entró en acción más que una parte del batallón Tiradores de la Guardia que manda el benemérito Comandante Heras. Pero su General (Cedeño), desesperado de no poder entrar en la batalla con toda su División por los obstáculos del terreno, dio solo contra una masa de infantería, y murió en medio de ella del modo heroico que merecía terminar la noble carrera del bravo de los bravos de Colombia. La República ha perdido en el General Sedeño un gran apoyo en Paz o en guerra; ninguno más valiente que él, ninguno más obediente al Gobierno. Yo recomiendo las cenizas de este General al Congreso Soberano, para que se le tributen los honores de un triunfo solemne. Igual dolor sume la República por la muerte del intrepidísimo Coronel plaza, que lleno de un entusiasmo sin ejemplo se precipitó sobre un batallón enemigo a rendirle. El Coronel Plaza es acreedor a las lágrimas de Colombia, y a que el Congreso le conceda los honores de un heroísmo eminente”.
          Los restos de Manuel Cedeño, quien nació en el pueblo del Cardonal, Chaguaramas de Guárico, en 1790, fueron sepultados en la iglesia de San Felipe, demolida en 1972 para construir la Catedral. En 1942 ya habían sido transferidos al Panteón Nacional.










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