Pero las representaciones teatrales no
comenzaron en la Provincia de Guayana con el Teatro Bolívar. Hay testimonios de
que en días muy especiales se hacía lo que llamamos hoy “teatro de calle”. El “Correo del Orinoco”,
por ejemplo, da cuenta en su edición 110 que el décimo aniversario (1821) de la
Declaración de la Independencia se celebró en Angostura con actos religiosos en
la Catedral y por la noche cena bailable en la casa del Vicepresidente de
Venezuela. Tres días luego el señor James. Hamilton dio en su casa un convite.
Las fiestas se prolongaron al pueblo de Soledad “cuyo comandante político y
militar, teniente coronel Francisco Javier Suárez de Añez, dispuso algunas
diversiones por tres días consecutivos, con juegos de toros, máscaras y
representaciones teatrales...”.
Naturalmente que con el Teatro Bolívar
comenzó en Guayana, específicamente en
Ciudad Bolívar, la actividad teatral en forma, al igual que ocurrió en Caracas
con el Teatro Municipal o Teatro Guzmán Blanco, construido en 1876 sobre la
demolición del Templo San Pablo.
Después de siete años de haberse construido
el Teatro de Caracas, se construyó el de Ciudad Bolívar, gracias a las
contribuciones y esfuerzos mancomunados de la población. Esto sucedió en el
último años del quinquenio de Guzmán Blanco y siendo Presidente del Estado, el
General Ramón A. Mayol, bajo cuyo mandato se construyó también el acueducto de
la capital bolivarense.
El Teatro Bolívar comenzó a construirse
muy lentamente por iniciativa del Presidente del Estado Soberano de Guayana,
Juan Bautista Dalla Costa hijo, quien el
6 de noviembre de 1869 convocó a la Casa de Gobierno a un grupo de
personalidades de la ciudad que comprometió inicialmente en el proyecto.
Ellos fueron Enrique Krohn, Cristiano
Vicentini, Narciso Villanueva, Ernesto Hahm, Henrique Kraft, José Lezama, Ángel
Santos Palazzi e Hilario Gambús, quienes se comprometieron formalmente arbitrar
los fondos necesarios para llevar a cabo la construcción del Teatro.
Dalla Costa, expulsado en 1871 por la
llamada Revolución de los Azules, además de dicha Junta presidida por él para
hacer realidad el Teatro o Coliseo como se le llamaba también, designó otras
para el empedrado de las calles y construcción del Hospital La Cruz
transformado finalmente en El Capitolio o cuartel de la Plaza Miranda. Pero el
Teatro en la parte más alta del Cerro El Vigía, no pudo ser concluido e
inaugurado mientras fue Presidente del Estado Soberano de Guayana, sino en
1883.
El Teatro Bolívar fue inaugurado el 5
de marzo de 1883 y le tocó al doctor Ramón Isidro Montes pronunciar el discurso
alusivo. Entonces, entre otras cosas dijo: “Señores, el edificio que inauguramos no es
sino el templo de la música. Así como es necesario erigir altares par rendir en
ellos el culto al dios verdadero, tal como se impone a la razón humana por
medio de la revelación, así también es necesario erigir templos para rendir
culto a ese mismo dios en una de sus manifestaciones que es bien de lo bello.
No sólo de pan vive el pobre. El sentimiento de lo bello es un verdadero pasto
espiritual, es pan del alma”.
No pasó por alto el controvertido tema de entonces de
si el teatro realmente educa o pervierte. A este respecto señalo: “Mucho
se ha disputado sobre si las representaciones teatrales educan o pervierten el
corazón del hombre. Sobre si el teatro es una escuela de costumbre y ofrece más
bien un sentido de compresión. El término medio sostiene hoy lo que la mayor
parte de los preceptistas, que el teatro por si mismo, no corrige ni corrompe.
Como ha dicho un célebre crítico español: “el teatro es una diversión pública,
pero es de todas las diversiones públicas la más culta y si no corrige las
costumbres, puede al menos rechazarlas, puede ser una escuela de buenos modales
y de serlo constantemente de buen lenguaje y estilo”.
“Dije antes y no ceso en repetirlo, que
este edificio viene a llenar un vacío, a satisfacer una gran necesidad de esta
población y ya era tiempo. Tantos habrá que al contemplarnos desde allende el
Orinoco con ojos apasionados, habrán visto en nosotros un pueblo de mercaderes.
Sí, pero esos mercaderes son los que ayer nomás acaban de levantar un templo
para el ejercicio de todas las virtudes y señaladamente para la práctica de la
caridad. Pero eso mercaderes son los que han logrado construir y los que
inauguran hoy este templo par el culto de lo bello”.
“Señores, es preciso convenir en que
hay una providencia que por caminos ignorados de ellos mismos dirige los
destinos de los pueblos. La inauguración de este edificio en el presente año de
1883 se está viendo patente el dedo de Dios”.
“He procurado presentaros como un
bosquejo la majestad del acto que celebramos, la importancia del edificio que
hemos inaugurado, más yo no creería haber llenado ampliamente mi cometido si al
terminar el presente discurso no recomendase la gratitud de esta población,
todos los gobiernos, todos los individuos y todas las juntas y corporaciones
que han contribuido a la realización de esta obra desde su iniciación hasta su
término”.
“Es de rigurosa justicia hacer una
mención especial a un hombre infatigable que con una constancia ejemplar, con
sacrificio de su reposo, abandono de sus intereses y hasta descuidando la
suerte de su generosa familia, con exposición de su vida misma y dominado por
su decidido amor a las artes y culto de lo bello, se constituyó en el padre de
este edificio y se ha entregado en cuerpo y alma a la obra de su conclusión y
luego a la penosa tarea de su estreno en el acto de esta noche. No necesito
nombrarlo porque su nombre está en nuestros labios. Que viva perpetuamente en
nuestros corazones el nombre de ese modesto ciudadano, tanto más meritorio
cuanto más humilde y cuanto menos ostentación hace de los servicios que acaba
de prestar, la gratitud es la memoria del corazón y su culto no honrará menos a
los pueblos que lo tributan que al hombre que tiene la dicha de haberlo
merecido. El ciudadano es José Félix Armas”.
José Félix Armas era farmacéutico y ese mismo año de
1883 el gobierno del General Ramón A. Mayor lo designó junto con Serapio
Figuera y Federico Wulff, miembro de una Junta de Fomento creada para supervisar
el Acueducto y administrar sus beneficios en la terminación del Hospital La
Cruz.
La construcción del Teatro Bolívar en
la cual se empeñó el químico José Félix Armas, fue realmente lenta y posible
gracias a los esfuerzos persistentes de una Junta pro teatro que él presidía y
que finalmente contó con la colaboración de quienes explotaban las minas de oro
de El Callao.
El Teatro se estrenó con una velada
artístico-literaria que luego se hizo frecuente a beneficio de otras obras
sociales como la del Hospital La Cruz. Las trouppe que llegaban del exterior a
presentarse en el Teatro Municipal de Caracas solían pasar por Ciudad Bolívar,
bien por cuenta propia o cuenta de algún empresario local que viajaba
expresamente a contratarla. Esto era esporádico y durante los primeros años más
era el tiempo que permanecía inactivo.
A finales de 1900 hay un esfuerzo por
imprimirle una actividad mayor y más estable. Con ese propósito se nombra nueva Junta administradora y viaja a Caracas
el empresario Emilio Blen, quien tiene éxito en la contratación de artistas
para la organización de una Compañía de Zarzuela que se mantuviese durante una
temporada en Ciudad Bolívar.
La compañía en efecto, una vez
organizada, salió de Caracas el 22 de septiembre formada por 36 artistas
repartidos en 4 primeras tiples, 2 tenores, 2 barítonos, tenor bajo y cómicos,
coros y orquesta y ya la primera semana de octubre estaba debutando con las obras
“Las Mascotta”, “Marina y las tentaciones de San Antonio”, “La Guerra Santa”,
“La Bruja”, “La Cara de Dios” y la ópera “Caballería Rusticana”.
En ese mismo mes de Octubre, día 29 a
las 4:45 de la tarde un temblor sacudió a Caracas causando importantes pérdidas
materiales y de vidas. A esa hora el Presidente de la República Cipriano Castro
que se hallaba en la Casa Amarilla saltó por el balcón y se fracturó una
pierna. El suceso conmovió a los guayaneses y sensibilizó de tal manera a la
Compañía de Zarzuelas que actuó gratuitamente a beneficio de los damnificados
del terremoto. En tal ocasión don Antonio Liccioni, Presidente de la Compañía
Minera de El Callao dio dos onzas de oro por un palco y el espectáculo resultó
un lleno desbordante.
La Junta Directiva del Teatro Bolívar,
presidida por R. Guillermo Natera e integrada por Carlos García Romero
(Tesorero) y Elías Guerra A. (Inspector), acordó declarar sin efecto el
Contrato que había celebrado el 26 de agosto con Emilio Blen y accedió a la
solicitud de arrendamiento del Teatro hecha por Manuel Pérez Padrón, integrante
del elenco artístico. Padrón y los demás artistas de la Compañía de Zarzuela se
habían desligado de la Empresa Blen por incumplimiento de contrato y resulto
formar una Sociedad Artística independiente. De manera que superado el
inconveniente la Compañía reanudó por cuenta propia la actividad teatral el 22
de noviembre con la obra “Los Magallanes”.
En 1900 existía el “Hotel Bolívar”, no el
actual. Aquel funcionaba en los altos de la casa de Guillermo Monch, quien
fabricaba el “Amargo de Ciudad Bolívar” a falta del Amargo Angostura del Dr.
Siegert. Allí se presentó por primera vez en la ciudad la novedad del Bioscopio
llamado “El Rey de los Cineógrafos” que trabajaba con batería a falta
de energía eléctrica en al ciudad y por lo cual el empresario justificaba la
opacidad de las vistas que se pasaban, entre ellas, el famoso baile
de la serpentina y la destrucción del vapor de guerra “Maine”.
Se realizaron dos funciones y la tercera y última se presentó en el Teatro
Bolívar. Posteriormente, el señor Federico Beherens hijo presentó la también
novedad del Cineógrafo combinado con el Estereopticón por medio
de una luz especial con resultados muy satisfactorios para los espectadores
según el Cronista del diario “El Anunciador” de la época.
En julio de 1911 llegó la electricidad a Ciudad Bolívar,
pero no fue sino hasta el año siguiente cuando el Teatro Bolívar aprovechó este servicio que vino a mejorar la
situación tanto de los espectáculos artísticos como de un medio de comunicación
tan importante como el cine.
Para esos días se presentaba una
Compañía Ilusionista Francesa dirigida por el profesor Stark Hermann. La
Compañía promocionaba el espectáculo como “toda
una novedad” y saludaba a los habitantes de la ciudad a la vez que
anunciaba “su primera función par el domingo 13 del corriente día en que estará
terminada la nueva instalación del alumbrado eléctrico”.
Para 1911 cuando el Teatro Bolívar vio
en la inauguración del servicio eléctrico una bendición para sus funciones,
especialmente para el espectáculo del Cinematógrafo, era gerenciado por una
Junta Administrativa que presidía Santos Palazzi. Esta Junta aspiraba que la
electricidad le concediese ciertos privilegios que la empresa alegaba era
imposible dada su inestable situación económica. Ello dio lugar a una discusión
pública del problema que al final pudo conciliarse.
Y si mal era la situación económica de
la C.
A. La Electricidad, sobremanera por la guerra de competencia a muerte
que le planteaba la Nueva Cervecería Ciudad Bolívar, mal comenzó a irle también al Teatro
Bolívar cuando por virtud de la electricidad surgieron el Cine
Mundial y el Cine América. Además el inmueble estaba muy deteriorado,
viéndose obligado el Presidente del Estado, general Marcelino Torres García, a
decretar una reconstrucción que no pasó de “paños calientes”, pues el problema
arquitectónico del teatro era estructural. Las bases no estaban lo
suficientemente consolidadas como para soportar la carga de muros y techo y
ello daba lugar a peligrosos agrietamientos que llevaron al Presidente del
Estado, general Siverio González (1924-1930) a tomar medidas más radicales para
obtener un Teatro menos problemático.
Para 1934 el nuevo Teatro que inició el
Presidente del Estado Silverio González (1924-1930) estaba muy atrasado.
Entonces se resolvió cederle en calidad de préstamo al Colegio Español Nuestra
Señora de las Nueves, bajo la dirección de las Hermanas Dominicas, 20 filas de
sillas y 12 bancos largos pertenecientes hasta que se concluyera el nuevo
Teatro.
Le doctor Antonio Álamo, Presidente del
Estado (1933-1936) se interesó por la obra inconclusa y ordenó un informe
técnico que estableció los siguientes linderos: Norte, calle Concordia; Sur,
calle Las Mercedes; Este, Casa Sebastián y Oeste, calle Constitución.
Superficie del edificio 664 metros cuadrados. Frente: en construcción con
superficie de 198 metros cuadrados. Paredes de piedra y adobes pegados con
mezcla mulato o sea, un compuesto de cal, arena y tierra colorada. En resumen,
el Informe concluía en que ni las paredes ni la clase de construcción en
general eran aparentes para soportar la carga a que estaban destinados.
Igualmente observaban lo defectuoso de la construcción relativa al techo que
era de hierro galvanizado sobre viguetas de madera. En definitiva el informe
técnico consideraba más acertado la construcción de un Teatro moderno en un
lugar más adecuado, y dejando el propio para la Caja de Agua del proyectado
Acueducto de la Ciudad.
El Gobernador José Benigno Rendón
(1936-1938), acogió el informe anterior e inició la demolición total para la
construcción de un nuevo Teatro, el 17 de septiembre de 1936. Antes, por
Decreto del 9 de julio de 1936, había integrado una comisión con José M.
Hernández, A. Graterol y Carlos Delgado para la elaboración de los planos, pero
en el mismo sitio. Entonces, Pedro Calderón, quien era el Ingeniero Municipal,
recomendó la fachada principal del Teatro hacia el Norte.
Al Presidente del Estado J. B. Rendón
no le alcanzó el tiempo de su mandato para dejarles a los bolivarenses el
Teatro que tanto anhelaban. Fue el Dr. Mario Briceño Iragorri, Presidente del
Estado entre 1943-45, quien resolvió la situación construyendo en el mismo
lugar, no propiamente un teatro sino lo que fue hasta la década de 1960 el Auditorio
Simón Rodríguez, transformado hoy en el Palacio de la Asamblea
Legislativa.
Como se ve, el telón del Teatro Bolívar
descendió definitivamente y de éste solo quedó el Parlamento o, en sentido
figurado, el parlamento interminable y controvertido de una obra que fue sueño,
realidad y nuevamente sueño.
Américo: !Un cordial saludo! !Excelente el trabajo sobre "El Teatro Bolívar! Muy claro y puntual. !Saludos! Reinaldo González
ResponderEliminarCuales son son las características del teatro de estado bolivar
ResponderEliminarMuy bueno el artículo excelente la información.
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