viernes, 2 de diciembre de 2016

SITIO Y TOMA DE ANGOSTURA

Después de la Batalla de San Félix, fueron ascendidos a General de Brigada, los coroneles Pedro León Torres, José Antonio Anzoátegui y reconocidos: Bartolomé Salóm, coronel efectivo y como Comandante efectivo de los batallones “Honor”, “Barlovento” y “Guayana”, los tenientes coroneles Juan Liendo, Bruno Torres y José María Ponce.
         El 25 de abril, procedente de Barcelona llegó el Libertador al Orinoco a ponerse al frente de las operaciones y el 2 de mayo se reunió con Piar en el Campamento de la Mesa de Angostura y tras ser reconocido como Jefe Supremo decidió reunir los batallones y dividirlos en dos cuerpos: uno al mando del General Bermúdez para sitiar y tomar Angostura y otro cuyo mando se reservó el Libertador para estrechar y tomar las Fortalezas de Guayana. a Piar se le asignó sostener las Misiones del Caroní y para cerrar el cerco por la arteria del Orinoco el Libertador llamó al Almirante Luis Brión que se hallaba en Pampatar, de donde zarpó el 31 de mayo con tres bergantines, tres goletas y cinco flecheras al mando del Capitán margariteño Antonio Díaz.
         Con aquel cerco y la ciudad hostigada por sus puntos defendidos, al Brigadier La Torre que se había refugiado en ella después de la derrota de San Félix, no le quedaba otra salida que rendirse antes que sus tropas y la población civil terminaran pereciendo más por hambre y extenuación que por el fuego sostenido de los patriotas.
         A medida que el cerco se fue haciendo más cerrado fueron creciendo las necesidades de la población. “El bloqueo era ya completo por todas partes y a medida que pasaban los días aumentaba el hambre de un modo espantoso”, cuenta en sus Memorias el oficial realista Rafael Sevilla, señalando que: “en tan suprema angustia el Brigadier mandó reunir en el almacén militar todas las pocas provisiones que había en poder de los particulares, y a partir del 25 (mayo), desde el General hasta el último soldado, desde el acaudalado comerciante hasta el más infeliz particular, todos fuimos reducidos a una ración igual. Empezó por distribuirse una pedazo de tasajo y cuatro onzas de pan por persona mayor; concluidos estos artículos a los cinco días, vivimos otro ocho con fideos, garbanzos y vino; agotado esto, se nos distribuyó puñados de maíz en grano y algún pescado, cuando lo había, pero los peces se ahuyentaron de aquella parte del río en que tan perseguidos eran y el maíz se acabó. Matóse pues el caballo del brigadier, y el otro día el del contador Tomaseti; después los demás, los mulos y los burros que había; todo esto no duró más que dos días. Concluido el ganado caballar, nos repartimos unas raciones de cacao y azúcar primero, y de cacao sólo después  y dos dedos de ron. No quedó en la plaza ni gato ni rata que no nos comiéramos…”.
         Como vemos, la vida de los angostureños durante el sitio fue realmente heroica y espantosa. Ya extenuados y enfermos, sin fuerza para resistir, el Brigadier La Torre la abandonó para siempre el 27 de julio de 1817, llevándose en varias goletas, bergantines y cañoneras, la escasa guarnición, las familias, el parque de guerra y los archivos. Inmediatamente después entraron los ejércitos patriotas.
         La provincia de Guayana quedó totalmente liberada el 3 de agosto de 1817, cuando las Fortalezas San Francisco y el Padrastro fueron abandonadas por las fuerzas del Brigadier La Torre tras el sitio riguroso impuesto por los patriotas.
         La Torre embarcado en la corbeta Mercedes se refugió en Granada, mientras otros lo hicieron en Cumaná, La Guaira y Trinidad. De cuarenta buques grandes y pequeños, solo pudieron escapar cinco. Todos los demás cayeron en poder de los patriotas con más de mil prisioneros a su bordo, españoles y criollos de la provincia. El Obispo José Bentura y Cabello que viajaba con otros sacerdotes en una de esas embarcaciones no pudo resistir la navegación y falleció cerca de la isla Papagayo donde fue sepultado.
         Antes de que esto ocurriese, el Libertador complació al General Piar expidiéndole Pasaporte para trasladarse a cualquier lugar del territorio de la República o del extranjero (30 de junio) y así mismo estuvo a punto de perder la vida en Casacoima sorprendido por un comando realista mandado desde las Fortalezas.
         Estando en Casacoima recibió información del General Bermúdez, relativa al comportamiento de Piar que estaría amenazado la unidad del Ejército. El Libertador preocupado emitió una orden anulando los efectos del Pasaporte del 30 de junio e intimando a Bermúdez para que procediese a la detención de Piar y lo remitiera al Cuartel de Casacoima.
         Tomadas las Fortalezas de la Baja Guayana por los patriotas, el Libertador se trasladó a ellas el 7 de agosto y estando allí lanzó el 3 de septiembre un Decreto sobre confiscación de bienes de los enemigos de la República.
         El 12 el Libertador a bordo de una de las embarcaciones de la escuadra de Brión viajó para hacer su entrada por primera vez en Angostura, la que declaró sede del Gobierno tras nombrar un Consejo de Estado.
         Su primera carta dictada en Angostura está fechada el 15 de septiembre. Es una larga carta de respuesta dirigida al General de Brigada José Antonio Páez informándole sobre las últimas acciones y resaltando cómo este golpe decisivo sobre el enemigo dará preponderancia eterna al ejército patriota y fijará “irrevocablemente el destino de Guayana, Barinas y aun el de la Nueva Granada. Orinoco será siempre nuestro, y nada podrá obstruir este canal por donde recibiremos de fuera y trasladaremos a lo interior, elementos para hacer la guerra, mientras los españoles no abandonen el injusto proyecto de someternos”.
         El Libertador desde Angostura tenía la mirada clavada en Caracas. Ese es el objeto de su carta a Páez desde Angostura: la Campaña del Centro. Con ese fin comienza a operar militarmente. Despacha al General J. F. Bermúdez con cuatro mil hombres para que vaya a calabozo a reunirse con el General Pedro Zaraza, mientras ordena al General Manuel Cedeño, a quien ha encargado de la Gobernación de Guayana, marchar sobre Maturín para pacificar aquel departamento y para que aprehenda a quienes hayan seguido el movimiento de sedición. Comprende esta disposición al General Manuel Piar.





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