El
20 de mayo de 1790, Su Santidad el Papa Pío VI, a solicitud del Rey Carlos IV,
dispuso la creación de la Diócesis de Guayana en razón de la distancia que la
separaba de la sede de Puerto Rico.
Para
ejercerla preconizó a Monseñor Francisco de Ibarra y Herrera, Obispo
de la Diócesis, con jurisdicción sobre la Guayana española y la Nueva Andalucía
que entonces abarcaba Cumaná, Nueva Barcelona, Maturín, Delta Amacuro y las
islas de Trinidad y Margarita.
¿Por
qué Guayana y no Cumaná que era la ciudad primogénita, ni Margarita ni
Barcelona que estaba más adelantada y desarrolladas? El Padre Hernán González
Oropeza cultiva dos hipótesis: la primera, evitar los celos y resquemores que
hubiera podido crear instalar la Diócesis en Barcelona o en Cumaná que para
entonces tenían casi la misma población
y se desarrollaban y crecían en una constante pugna, mientras que Guayana tenía
la ventaja de que no era ni al una ni la otra. La segunda es una razón
geopolítica según la cual el Estado español quería, por encima de todo,
contribuir de la mejor manera posible al desarrollo ulterior de Guayana y a la
incorporación a la misma de todas las Misiones.
Monseñor Francisco de Ibarra y Herrera,
nativo del pueblo andino de Guacara, no entró en posesión de la nueva Diócesis
de Guayana sino inmediatamente después del 27 de mayo de 1792 cuando ocurrió su
consagración en Puerto Rico.
En el Decreto de creación de la
Diócesis se establece destinar para Catedral la Iglesia más grande y decente,
igualmente la asignación de cuatro mil pesos por dote de la nueva masa
episcopal “para que el futuro Obispo de Guayana pueda con decencia y sin
perjuicio de la rentas y productos de dotación de la mesa episcopal de Puerto
Rico, mantener la dignidad del Prelado; y para cada uno de los dos Canónigos
que le asisten en las funciones episcopales, la de seiscientos que se pagarán
del Real Erario”.
Monseñor Ibarra estuvo hasta 1799
cuando lo designaron primer Arzobispo de Caracas. En su lugar fue preconizado y
consagrado Monseñor José Antonio García Mohedano (introductor del café en la
Provincia de Venezuela). En 1802 el prelado informó al Consejo de Indias que
los trabajo de la Catedral se hallaban paralizado porque el ex-Gobernador
Miguel Marmión había dispuesto la renta del estanco del guarapo para proseguir
la fábrica de la Cárcel. “En fin –se lamento- la Iglesia de Guayana
nada menos parece que Catedral y puedo asegurar a S. M. que las funciones del
culto divino se celebran con más esplendor y decoro que en ella, en las pocas
iglesias de las rurales, especialmente en las misiones de los capuchinos
catalanes”.
El 22 de septiembre concluyo el mandato
de Marmión, quien al pasar a la gobernación de Florida es sustituido en Guayana
por Luis Antonio Gil.
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