Pero
después de siete años de ejercicio de la libertad postcolonial, el germen de la
sublevación civil y militar prendió en Guayana ese mismo año bajo la gestión
del gobernador José Manuel Olivares y persistió para no detenerse hasta la
separación de Venezuela de la Gran Colombia.
El 11 de febrero de 1822, el Gobernador
Coronel de artillería José Ucroz, se despidió de los guayaneses con una
proclama publicada en el penúltimo número del Correo del Orinoco,
dejando interinamente al coronel Francisco Conde hasta que llegase de Bogotá el
titular General José Manuel Olivares.
José Manuel Olivares, caraqueño, había
participado en la Batalla de San Félix, en la Toma de Angostura y actuado como
testigo en el juicio contra Piar. Se hallaba representando a Guayana en el Congreso de Cúcuta cuando regresó con
el cargo de Gobernador. Olivares tornó posesión en octubre de 1823 y ese mismo
año su hija Rosa Olivares Fernández contrajo matrimonio con Diego Villapol,
hijo de Manuel Villapol, quien expedicionó sobre Guayana en 1811, luego que
ésta retiró su apoyo a la Junta Suprema surgida en Caracas el 19 de abril de
1810.
Los angostureños no estaban contentos con
el criterio que privó en Bogotá para nombrar al Intendente del Departamento
Orinoco y al Gobernador de la Provincia de Guayana tal vez por su sentimiento
piarista toda vez que los nombrados tuvieron mucho que ver con el destino
trágico del héroe de San Félix y, por otra parte, porque deseaban de Gobernador
a uno de la propia tierra, de los tantos que habían prestado excelentes
servicios durante la guerra de independencia. Ello quedó de manifiesto a los
pocos meses cuando los militares Anizeto Maldonado y Félix Figuera armaron una
conspiración para derrocar al Gobernador, pero ambos, al ser descubiertos,
fueron pasados por las armas el 9 de agosto en la misma Plaza Mayor donde fuera
ejecutado Piar seis años antes.
La muerte de Maldonado y Figuera poco
sirvió de escarmiento como se pretendía, pues el 19 de octubre de 1826 se
sublevó por completo el Batallón de Cazadores desconociendo al Comandante de
Armas de las plaza, coronel José Gregorio Monagas, quien abandonó la ciudad al
ver que la población secundaba la acción al grito de ¡Federación!. La Federación implicaba la separación de
Venezuela de la República de Colombia.
Era un sentimiento que ya se estaba generalizando nacionalmente y que a
la postre terminará liderando el General José Antonio Páez.
“Angostura, 19 de Octubre de 1826. Al Sr.
Comandante general del Departamento de Maturín (José Francisco Bermúdez).
Supuesto
que anoche a las once la tropa ha
proclamada la Federación respaldada por el pueblo, se ha nombrado Comandante de
Armas de esta Provincia al Sr. Coronel Gobernador Civil de ella José Manuel
Olivares, por renuncia que hago a virtud de que yo jamás podré dominar
semejante tumulto, y por cuanto la tropa, Jefes y Oficiales reunidos en este
día me han desobedecido, me marcho para
la Capital de la República a dar cuenta de tal ocurrencia… Dios guarde a V. S.
J. Gregorio Monagas”.
Comenzamos a hablar de Federación desde
el momento inicial de la Independencia. Nuestra primera Constitución era
Federal. Sin embargo, Bolívar siempre fue opuesto a ella y las razones están
precisas en su Mensaje del 15 de febrero de 1819 al Congreso de Angostura en el
que aboga por un gobierno republicano, democrático, pero centralista, unitario,
y con un poder ejecutivo fuerte, tal como quedaría plasmado en la constitución
sancionada en Angostura y sobre la que se fundamentó la Carta Fundamental de la
Gran Colombia.
Sin embargo, la Constitución de la Gran
Colombia no logró sostenerse por mucho tiempo debido a la inmensa extensión de
su geografía y a los defectos propios de un centralismo que cada vez parecía
asfixiar más la tendencia autonómica de las provincias. Desde Bogotá se
imponían los Intendentes, los Gobernadores y se dictaban leyes nacionales que
afectaban por igual a las provincias sin tomar en cuenta las realidades
económicas y sociales de cada una como era el caso, por ejemplo, de leyes
impositivas que afectaban la economía de Guayana.
La provincia de Guayana, particularmente,
estaba harta y tan pronto José Antonio Páez, jefe civil y militar del
Departamento Venezolano se rebeló contra tal situación, los guayaneses no
vacilaron en plegarse apoyados en la tropa que guarnecía la plaza.
En Guayana las cosas no pasaron a mayores
porque el Batallón de Cazadores, tras desconocer a su Comandante de Armas,
coronel José Gregorio Monagas, abandonó la ciudad para reforzar la plaza de
Cumaná que igualmente se había sublevado y quedaba a riesgo de ser sometida por
el comando General del Departamento Maturín al frente del cual estaba el
General José Francisco Bermúdez.
En conocimiento el Libertador de los
conatos separatistas, abandonó el Perú llegó a Bogotá el 23 de noviembre
(1826). Asumió la Presidencia de Colombia que venía ejerciendo en su lugar el
Vicepresidente Francisco de Paula Santander. Dictó una serie de Decretos, entre
ellos, varios relativos a la Hacienda Nacional e inmediatamente salió para
Venezuela a imponer el orden constitucional a través del diálogo, lo cual
implicó liberar de sanciones a quienes se alzaron; pero, antes de llegar a
Maracaibo en el curso de su viaje hacia Caracas (19 de diciembre), dictó un
Decreto poniendo bajo sus órdenes inmediatas, los Departamentos de Maturín,
Venezuela Orinoco y Zulia.
Al regresar a Bogotá, el Libertador
convocó a un Congreso (Convención Nacional de Ocaña), a fin de sancionar una
nueva Constitución más adecuada a la dinámica realidad de los Departamentos.
Mientras ello ocurría, ordenó a los Intendentes se desplazaran a las provincias
de sus departamentos respectivos para hacer efectivos los decretos de
reorganización del gobierno dictado por él.
A eso llegó a Angostura a fines de
julio el Coronel José Félix Blanco, Intendente del Departamento Orinoco con
asiento en la capital Barinas, pero no
tuvo suerte, pues justo a los tres meses de permanencia estalló localmente una
revuelta en contra de sus medidas dirigidas a asegurar mayores ingresos para la
Hacienda del Estado y a combatir a sangre y fuego el contrabando. Los conjurados
con el apoyo del Ayuntamiento, lo expulsaron de la ciudad habilitando un
Steelboat del comerciante inglés James Hamilton, en tanto que el Gobernador
José Manuel Olivares fue destituido y suplantado por el Alcalde Felipe
Domínguez. La comandancia de Armas fue confiada al Coronel Remigio Femayor.