Lo
que hoy conocemos como Estado Bolívar es la parte central de Guayana, casi la
mitad de Venezuela y la tierra más antigua del continente sudamericano. Se le
calcula una edad geológica aproximada de 3.500 millones de años, muchísimo más
vieja que Los Andes y el resto de Venezuela. De manera que Guayana siempre ha
sido tierra firme mientras el resto de Venezuela tierra inestable sujeta a
procesos y alteraciones producidos por presiones de fuerzas orogénicas.
Donde hoy se elevan Los Andes, por
ejemplo, el mar cubría profundas depresiones hará aproximadamente 55 millones
de años, mientras el Escudo guayanés-brasilero, aunque afectado por fuerzas
internas, se mantuvo sobre el nivel de los mares.
El Orinoco no era el mismo de la
trayectoria y cauce de hoy. Es decir en el período pre-cretácico, hasta 3.500
millones de años atrás no se sabía cómo corría el Orinoco sobre la tierra
positiva formada por el Escudo guayanés-brasilero que era lo único que existía
de la América del Sur.
Los geólogos J. N. Perfetti y José
Herrero Noguerol, propusieron en el VI Congreso Geológico Venezolano la idea
especulativa de que el Orinoco entonces ha podido ser el mismo Río Guaviare con
salida Sur-Norte hacia el borde del Escudo al que después se agregó el Río Meta
que en copiosa correntía bajaba de la formación cordillera cuando ésta emergía
en pleno período terciario y el mar se retiraba a medida que la sedimentación
iba tomando cuerpo.
Podría decirse entonces que el Orinoco
del período terciario –dos millones de años- divagaba desde su punto de
confluencia con el Meta por y a lo largo de la depresión del actual Río Unare,
hasta desembocar en el Mar de las Antillas por las abras de los canales
Unare-Tuy-Naricual.
Pues bien, en época más reciente –un
millón de años- y a causa de una serie de fenómenos estructurales y
geomorfológicos, el Orinoco comenzaría a declinar, como el minutero de un
reloj, desde la desembocadura del Unare hasta lo que es hoy el Delta. En esa
etapa de todo un proceso tormentoso, el Río Padre entró en reposo al encontrar
su cauce actual, recostado sobre las rocas cristalinas del Escudo guayanés.
Esto hace suponer, que el Orinoco moderno, el de la línea sinuosa descendente
que va de Caicara hasta el Delta, debe tener entre 10 y 17 mil años
aproximadamente, la misma edad que se dice tiene la aparición de los primeros
habitantes de Guayana.
Primeros habitantes
Los primeros habitantes de Guayana
datan de hace unos 17.000 años si nos atenemos a la edad inducida por el método
del carbono 14 aplicado a los restos de la utensilios cerámicos, armas y
herramientas hallados en excavaciones hechas en distintos sitios, entre otros,
por los doctores J. M. Cruxent, Irwino Rouse, Mario Sanoja y Eduardo Jahn.
Según el doctor Eduardo Jahn, con quien
conversamos varias veces sobre el tema, el hombre precolombino llegó a Guayana
mucho después que a otros sitios de
Venezuela. El primer habitante del país se conoció en la zona del Estado
Falcón, a donde llegó hace 27.000 años, de acuerdo con los trabajos del doctor
J. M. Cruxent. Los estudios de Jahn dan una captación segura de unos 10.000
años para el primer hombre llegado a Guayana, pero otros investigadores como el
mismo Cruxent, piensan que puede tener 17 mil años.
El doctor Eduardo Jahn, alumno del
profesor Cruxent y descendiente de una familia de investigadores venezolanos,
entre ellos, Alfredo Jahn, descubridor de la famosa cueva de su nombre al Norte
de Barlovento, piensa que el primer hombre de Guayana, vino de la región norte
del continente. Se ha comprobado ampliamente desde el punto de vista
arqueológico y antropológico que este hombre provenía a su vez del Asia a
través del Estrecho de Bering y los de Asia provenían del África, donde se ha
demostrado que se encontraron los primeros hombres.
Los primeros habitantes de Guayana,
pues, procedían de esa gran inmigración que fue bajando de Norteamérica hasta
el Sur. Otros desplazamientos humanos al Orinoco se registraron desde el norte
del Río Amazonas y desde las islas antillanas.
En cuanto a restos humanos, los más antiguos
hallados en Guayana datan de 900 años, pero no son completos. Es difícil que se
conserven intactos debido a que Guayana es región lluviosa, de suelos ácidos,
lo cual hace que los restos humanos se descompongan fácilmente.
Desde hace más de 10 mil años sólo se
conocen obras de piedra o artefactos líticos. La piedra por duradera es lo
único que ha quedado como también el carbón puesto que ese hombre ya conocía el
fuego. Fabricaba especialmente la lanza con una punta de jaspe muy bien labrada, jaspe de todos los
colores.
Los poblamientos humanos más antiguos
de Guayana han sido ubicados en Caroní Medio y zonas al norte de la Gran
Sabana. Las llamadas culturas cerámicas,
la Arauquinoide y Barranciode, florecieron, la primera hace cuatro mil años, en
la región que ocupa Caicara de Orinoco, extendida hacia otros sitios de
Venezuela y, la segunda, mil años después, en el Delta del Orinoco. Luego de la
llegada del conquistador emigraron al Sur.
Cultura primitiva
Cristóbal Colón y los demás expedicionarios
que nos incursionaron a partir de 1492, encontraron un continente virgen con
diseminados focos de cultura en zonas del litoral marino, riberas lacustres y
fluviales, altiplanicies y valles montañosos. Culturas distintas a la de ellos
en su religión, modo de producción, gobierno, organización social, arte,
creencias y costumbres y no por ser culturas distintas eran inferiores en su
contenido y resultados. Había ventajas indudablemente como en el sistema de
navegación. Los hispanos surcaban las aguas en grandes veleros mientras los
indios apenas dominaban la técnica de la curiara. Los hispanos eran diestros en
el manejo de armas como la espada en tanto que el indio lo era con la flecha y
la macana.
El modo de producción del indio se
basaba en la pesca, la caza y la recolección en forma de trabajo y disfrute
comunitario en tanto los hispanos practicaban el mercantilismo y sabían de
pastoreo y agricultura con métodos más productivos que los rudimentarios del
indio americano.
El indio tenía una justa valoración de
su cultura y una conciencia clara de la libertad y sus derechos, de manera que
cuando los hispanos perdieron la perspectiva y violentaron la generosidad del
indio de lo cual el mejor ejemplo son la hospitalidad y los frutos ofrecidos
cuando llegaron por primera vez, estalló la guerra.
Estalló la guerra entre quienes estaban
y permanecía desde diecisiete mil años o más y los recién llegados con
pretensiones de predominio y conquista.
No fue fácil para los hispanos con sus
cascos, recias armaduras, con sus lanzas, caballos, y arcabuces, someter a los
habitantes autóctonos del continente. Hubo tenaz resistencia y, según los
cronistas, en el cerro El Totumo de
la provincia de Guayana se registró una de las matanzas más grandes de
españoles cuando enviados por Antonio de Berrío desde Santo Tomás de Guayana,
se dirigían al encuentro de la misteriosa Manoa, una supuesta ciudad donde la
arena se confundía con el oro. De 300 sobrevivieron 30 y de allí se desprende
la leyenda relativa a Nuestra Señora de las Nieves, patrona de Ciudad Bolívar.
Demografía aborigen
Para la llegada de los conquistadores
se estima que la población del continente era de unos ocho millones de
habitantes y su cultura o civilización estaba en varios estadios. La de
Venezuela, por ejemplo, se apreciaba en una escala menor que la de los Chibchas
de Colombia, Los Incas del Perú, Los Aztecas de México y Los Mayas de
Centroamérica que se tienen como los más avanzados de entonces.
Apenas once familias lingüísticas se
localizaban en Venezuela: la de los auakes, calianos, shirianos, yaruros,
sálibas y guaraunos diseminados en las cuencas de los ríos de toda la Guayana
(Bolívar, Amazonas, Delta Amacuro); los Otomanos en llanos del sureste de
Venezuela: los Jiraharas, en Lara, Falcón, Zulia y Yaracuy; los Timotes, en los
Andes; los Aruacos que ocupaban la parte norte de Venezuela y los Caribes,
nación belicosa más reciente que dominaba todas las regiones fértiles del norte
venezolano.
De acuerdo con los Censos de población
indígenas más reciente, Venezuela tenía 314.772 individuos para 1992. Esta
población pertenece a un total de 26 etnias, siendo la Wayuu (Goajiros) la más
numerosa, pues sus 179.318 integrantes representan 57% del total de la
población indígena nacional. También tienen volúmenes importantes los Warao
(Delta) 24.555 personas equivalente al 7,8 % del total; los Pemón (Gran Sabana)
20.607 individuos igual al 6,5%; los Yanomami, 15.193, 4,8%; los Añu, 12.969,
4,1%; los Piaroa, 11.915, 3,7%. Estos últimos en Amazonas; y los Kariña, 10.490
= 3.3% en Anzoátegui. La etnia más pequeña son los Mapoyo en le Estado Bolívar,
cuyos 186 miembros representan el 0,05% de la población indígena nacional.
En Guayana (Bolívar, Amazonas, Delta)
los grupos étnicos más antiguos, sucesores directos del hombre venezolano que
vivió unos 17 mil años cazando animales gigantes como el Gliptodone y el
Magaterio, son los Warao del Delta, los Sanemá y Yecuana llamado también Waica,
Guaharibo o Sharishana que viven en el Alto Orinoco y en casi todos sus
afluentes superiores. Los Yanomami habitan en la Sierra de Maigualida.
En orden de antigüedad le siguen los
Arahuacos -3 mil años-, en Río Negro y Guainía, agricultores e inventores de la
cerámica, representados por los indios Bariva, curripaco y piapoco, entre
otros.
El pueblo Caribe
El gran pueblo Caribe, predominante en casi todo el
Estado Bolívar, es más reciente. Llegó a Venezuela unos siglos antes que los
españoles y se halla actualmente representado por los Pemón, en la Gran Sabana;
los Kariñas, en la zona de Moitaco; los Panare y Mapoyo en zonas bajas del
Caura y Cuchivero y los Maquiritare en el Alto Caura, Erebato, Ventuary, Padamo
y Alto Orinoco.
Todos los representantes Caribe tienen
en común unas lenguas semejantes, ricas y muy expresivas extendidas en la mayor
parte de la topografía de Guayana. Su cultura y su filosofía del mundo y de la
vida son totalmente distintas a la etnias antiguas.
Viven en churuatas que son amplias
viviendas cónicas hechas de palma y madera en las que pueden albergarse hasta
50 personas. La alimentación se basa principalmente en productos agrícolas
(yuca, maíz, topocho), cultivan el totumo que los provee de recipientes
domésticos. Para la caza se valen de la cerbatana, del barbasco y del arpón
para la pesca. Quienes se encargan de la mayor parte del trabajo agrícola son
las mujeres. Con la yuca amarga elaboran el casabe a través del típico rallado
y el sabucán. Su bebida preferida es el
agua y se embriagan con el yare y el cachire. El jefe de la comunidad es el de
mayor edad. Prevalece la endogamia local aparentemente, pero existen lazos
exogámicos interlocales. Tienen Chamames o brujos para curar las enfermedades.
Su religión gira en torno al animismo. Creen en los astros, plantas, animales y
fenómenos naturales. Los Panare, por ejemplo, se creen hijos del Moriche. Para
ellos hay espíritus o genios vigilantes de su conducta, la cual según el caso
premian o castigan.
En resumen, la población indígena de Guayana pertenece en
su mayoría a la cultura del bosque tropical suramericano, fundamentada
principalmente en la práctica cíclica y rotativa de la caza, la pesca, la
recolección y la agricultura conuquera. Su organización social está regida por
las relaciones de parentesco y el sistema económico orientado hacia la
autosustentación con un modo de producción-consumo comunitario e igualitario.
El trabajo es dividido de acuerdo con la edad y el sexo.
El peligro de extinción de las
poblaciones indígenas y manifestaciones culturales está en un proceso que
alienta la falta de una política de protección y defensa ante el decrecimiento
demográfico por enfermedades extrañas al medio, proceso de transculturación que
los lleva a perder su identidad, a asumir conductas socio-patológicas y,
finalmente, por el despojo arbitrario y violento de sus tierras ancestrales.
Lino Duarte Level, historiador nacido
en Angostura el siglo diecinueve, sostiene que los arucas, descendientes de la
raza de los tupíes, indígenas del Sur de la América Meridional, fueron los
primeros pobladores de Guayana y también los inventores de la hamaca, los
propagadores del cultivo del tabaco y del maíz. Se dedicaron a la cerámica y
canjeaban sus productos con otras tribus.
Después de los arucas vino del mismo
sur la raza Caribe que invadió las Antillas desde Venezuela y no al contrario
como algunos investigadores afirman. Los Caribes que en un comienzo fueron
sometidos por los arucas, se sublevaron y al final se reafirmaron como raza más
fuerte.
Los tupíes, los arucas y los caribe,
pertenecen a un mismo grupo lingüístico, aunque con variedad somatológica
debida a las circunstancias de estar ampliamente diseminados.
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